EQUIPOS DE MISIÓN: UNA OBRA DE AMOR Y SOLIDARIDAD
Por Obispo Moisés Quezada Mota
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Por muchos años nuestra diócesis ha recibido una impresionante cantidad de grupos misioneros que vienen de diferentes lugares de Los Estados Unidos. Como hemos afirmado en varias ocasiones, estos grupos han sido de muchas bendiciones, sobre todo por el amor y la contribución que particularmente han hecho y continúan haciendo para que muchas de nuestras misiones logren su desarrollo y de esta manera puedan realizar con mayor eficacia su misión pastoral y social.
Sus aportes, tanto en lo material como en lo espiritual, han sido para nosotros incalculables, especialmente en los lugares más pobres y vulnerables de nuestro país.
En sentido general nuestra diócesis se siente muy complacida y agradecida por la presencia de cada grupo que nos visita. Los testimonios que he escuchado son muy favorables. He tenido la oportunidad de escucharlos tanto de miembros de nuestras iglesias como de los grupos que nos visitan. Hablan de sus experiencias en las comunidades, de los trabajos que han hecho y cómo los han disfrutado, de su cooperación en ayudar a personas necesitadas, de sus relaciones con personas que nunca pensaban que iban a conocer.
Así mismo podemos decir de nuestra gente que con sencillez y con gran hospitalidad reciben con los brazos abiertos a nuestros hermanos y hermanas que vienen a visitarnos. Con ellos comparten su alegría, su espiritualidad y lo poco que tienen.
Para nuestra diócesis la labor que realiza cada grupo que nos visita tiene una gran importancia. Las obras que llevan cabo en cada misión son muy diversas: recibimos grupos médicos, constructores de templos, grupos que hacen muebles para nuestros templos y escuelas, grupos que vienen a impartir la Escuela de Verano para nuestros niños y niñas, otros grupos nos visitan cada año para apoyar y dar cursos a los directores y maestros de nuestras escuelas. En fin, cada año nos visitan muchos grupos misioneros que vienen a nuestro país ofreciéndonos un testimonio fuerte de su amor y servicio en nombre de Jesús.
Entre los miembros de nuestras misiones y los grupos que nos visitan no sólo hay un intercambio cultural, sino también una fuerte compenetración humana y una solidaridad entre ambos grupos. Incluso algunos llegan a tener una relación amistosa tan profunda que esta relación perdura en el tiempo.
Nosotros agradecemos mucho el inmenso trabajo que hacen los grupos misioneros en nuestra Diócesis. Con su testimonio nos ofrecen una verdadera muestra de lo que significa el compañerismo en la misión.
Es nuestro deseo que podamos continuar con este compañerismo y estrechar cada vez más nuestras relaciones. Queremos que se sientan acogidos y que ambos, misioneros y miembros de nuestra iglesia, compartan juntos la hermandad que Cristo nos enseña a todos en amar y servir a los demás.
Sean siempre bienvenidos a nuestra Diócesis.