ACCIÓN PASTORAL EPISCOPAL
BOLETIN DE ORIENTACION PASTORAL DE LA IGLESIA EPISCOPAL DOMINICANA. NO. 2

Rvdmo. Moisés Quezada Mota, Diocesano
2 de diciembre de 2020


EL ADVIENTO Y LA EXPECTACION GOZOSA

Durante los últimos domingos que antecedieron al domingo de adviento, las lecturas dominicales escrita con un significativo contenido apocalíptico, nos fueron preparando para el inicio de la estación del Adviento, que celebramos este domingo 29 de Noviembre. Esta estación comprende cuatro domingos. Durante la liturgia es costumbre usar el color morado, símbolo de penitencia o preparación, o el color azul. Este último color se está utilizando en esta temporada para indicarnos que mientras estemos en el mundo terrenal nuestras miradas deben estar en el cielo. El azul celeste está asociada a la fiesta católica de la inmaculada concepción de Jesús.

Aunque las lecturas pueden tener en principio un contenido de juicio como señal de lo que se espera debido a las malas conductas y falta de fidelidad a Dios, siempre aparece en las páginas de las Escrituras anuncios de esperanza y redención. Esta proclamación en el Antiguo Testamento toma una connotación muy especial cuando los profetas y los salmos mesiánicos señalan la venida del Mesías, quien en los postreros tiempos vendría definitivamente a liberal y establecer el reino de Dios bajo un nuevo orden. Esta es la esperanza que tenían los judíos en el tiempo que nació Jesús.

Por su parte, el Nuevo Testamento nos invita a estar siempre presto a interpretar las señales de los tiempos y velar constantemente esperando la segunda venida de Cristo. Las lecturas de adviento, en el ciclo B, vienen a complementarse con el anuncio del últimos de los profetas, Juan el Bautista y con la gran introducción del Evangelio de Juan, dando paso a la fiesta de la Navidad.

Hoy en día el Adviento principalmente se centra en la navidad, en el Nacimiento de Jesús, ignorando muchas veces todo lo que envuelve este nacimiento, tanto en la profecía precristiana, como en la obra redentora de Cristo y en sus promesas. Su brillo se pierde en medio de la secularización de una sociedad materialista.

Por eso debemos indicar los cuatro aspectos importantes de esta Estacion:

• Primero, el Adviento nos recuerda Anuncio del Antiguo Testamento sobre la venida del Mesías. Esta es la previa preparación de la Salvación.

• Segundo, el Adviento nos recuerda la esperanza que como cristianos debemos tener, confiando siempre en las promesas que Cristo anuncio en su evangelio. Esta debe ser una constante en la vida de cada creyente.

• Tercero, saber que esta esperanza, que es presente y futura, tiene su punto culminante, cuando en Cristo todas las cosas sean restauradas y su reino sea plenamente establecido.

• Cuarto, el Adviento nos invita a tener una vida santificada y de gratitud a Dios por todo lo que ha hecho por nosotros.

Estos cuatro aspectos le dan sentido al Nacimiento de Jesús. Es parte de toda una historia que envuelve el pasado, el presente y el futuro. Cuando llegamos a conocer todo este misterio salvífico la Navidad cobra un sentido muy especial. El júbilo del nacimiento del Niño nacido en Belén es grandioso porque sabemos lo que significo en el pasado y significa para nosotros en el presente y lo que vendrá grandiosamente en el futuro. De esta manera se puede entender el significado del tiempo lineal, el cual nos ayuda a comprender toda la historia de salvación como es narrada en las Sagradas Escrituras. Esta comprende: la creación, la caída del ser humano, la venida de Jesús, (la cual celebramos en la Navidad, las estaciones cristianas que recuerdan su persona, su muerte y resurrección), la venida del Espíritu Santo, la misión de la Iglesia y las cosas finales.

Con la venida de Cristo y su obra redentora se abrió un nuevo capítulo para la creación y para toda la humanidad, que sin duda como hemos afirmado, tendrá su punto cumbre cuando instare plenamente su reino y entonces restaure todas las cosas creadas y puesta bajo sus pies. Mientras tanto los creyentes deben vivir en permanente expectación bajo la dirección del Espíritu Santo. Una expectación que debe ser gozosa porque esperamos la venida de nuestro Rey y Señor.