Mensaje para la Cuaresma 2016
del Obispo Michael Curry
Presidente de la Iglesia Episcopal
El video está disponible aqui.
Hace muchos años Clarence Jorden del Movimiento Koinonia escribió esto:
Jesús fundó el movimiento más revolucionario de la historia humana, un movimiento edificado sobre el amor incondicional de Dios hacia el mundo, y el mandato a los que siguen de vivir ese amor.
Se acerca el tiempo de la Cuaresma. Es la temporada en la que se hace un compromiso renovado para participar y formar parte del movimiento de Jesús en este mundo. Usted puede observar algo de eso en la lectura del evangelio para el primer domingo de la Cuaresma, donde Lucas dice que después del bautismo Jesús se fue al desierto, para allí ser tentado por Satanás.
Después del bautismo. El bautismo es el sacramento del compromiso con el Movimiento de Jesús. Por así decirlo, es para ser lavado en el amor y la realidad de Dios, y para salir de ese gran lavado como uno cuya vida está dedicada a vivir ese amor en el mundo.
En esta época de la Cuaresma, nos tomamos un tiempo para centrarnos en lo que eso significa para nuestras vidas, si es tan simple como no tomar caramelos de chocolate o tan profundo como asumir el compromiso de servir a los pobres o servir a los demás de alguna manera nueva. Sea lo que sea, permita que ese algo sea algo que le ayude a usted a participar en el movimiento del amor de Dios en este mundo, siguiendo los pasos de Jesús.
Y la verdad es que el hecho de que Jesús fuera bautizado y comenzara ese movimiento en el mundo y de inmediato se viera tentado por el diablo es un recordatorio siempre presente de que este movimiento no se realiza sin lucha. No es fácil. La verdad es que este movimiento es difícil. Es un trabajo duro. Es el trabajo de seguir a Jesús hasta la cruz. Y es el trabajo de seguir a Jesús a través de la cruz a la resurrección. Para una nueva vida. Y a una nueva posibilidad. Esa es nuestra vocación. Ese es el trabajo del movimiento. El ayudar a este mundo a pasar de lo que suele ser la pesadilla del mismo mundo, hacia el sueño que Dios quiere.
Así que rezo para que esta Cuaresma, como solían decir hace muchos años, pueda ser el primer día del resto de la vida de usted. Pueda ser un nuevo día para este mundo.
Dios le ama. Dios le bendiga. Tenga una bendita Cuaresma, una gloriosa Pascua, y manténgase en la fe.
El Reverendísimo Michael Curry
Obispo Presidente y Primado
Iglesia Episcopal